miércoles, 13 de noviembre de 2013

Por la boca muere el hombre



Hace poco más de dos meses el famoso cocinero británico Jamie Oliver ganaba un juicio contra la multinacional americana McDondalds al demostrar que ciertos elementos con los que se elaboraba la receta de las hamburguesas más famosas del mundo era terriblemente perjudicial para la salud. En este caso fue el amonio utilizado para limpiar los restos de la carne de vacuno ( y convertirla en "baba rosa" o "pink slime") el que a partir de la sentencia la famosa cadena de comida rápida deberá eliminar de su proceso de elaboración.

Evidentemente, esto no supone un logro definitivo. La industria alimentaria es una poderosa maquinaria cuya repercusión y alcance son incalculables así como los secretos que encierra en sus dudosas maneras de producir. La alimentación responde a beneficios económicos y siendo un mercado con una demanda permanente su control por parte de las grandes empresas es total. Podríamos asegurar que gran parte de los males de este mundo parten de una granja, desde la salud hasta la subida de los tipos de interés. El oro sigue saliendo de la tierra y no de la mina como se suele pensar.

Más adelante dedicaré un post sobre las multinacionales alimentarias, entre las que destacan empresas como MontSanto, McDonalds o Coca Cola como un eje empresarial que abarca hasta lo inimaginable. Por el momento me gustaría reflexionar sobre lo inmediato, lo que consumimos día a día. ¿sabemos lo que comemos? ¿podemos observar sus consecuencias? ¿Es evitable? ¿Es necesario crear formas alternativas de consumo? ¿En qué medida somos responsables?...

Os dejo dos documentales impactantes:


Food Inc. 2008 (castellano)

Super Size Me 2004 (castellano)


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