Si todo sigue según lo previsto por los führers y sus apáticos seguidores, nuestro futuro está al fin resuelto; Te levantarás de tu colchón tresmileurista pagado en cómodos plazos, te acicalarás con abundante agua caliente y bajarás a desayunar a la cocina de tu rehipotecado hogar unos deliciosos huevos factoriles a la plancha mientras esperas en la mesa a los hijos de tu ex mujer. Entonces será cuando uno de ellos, investigando en su artefacto nanotecnológico todavía domiciliado te pregunte por curiosidad: Papá, ¿Qué es un rinoceronte?
Tal vez no lo recuerdes, o tal vez sí. Pero lo único que podrás contarle es la historia de un animal con cuernos en su hocico, descendiente directo de los mismos dinosaurios que solía frecuentar el Oeste de África. Evidentemente suena a cuento, y lo es: Oficialmente el Rinoceronte negro africano queda extinto de tierra.
Hacía tiempo que una noticia no me impactaba de tal manera. Qué vergüenza de especie la nuestra, qué porvenir más oscuro nos espera... Lo más gracioso de todo, es que esta advertencia ha pasado desapercibida para la prensa (sobre todo en España) y que no provoca la más mínima reacción en la sociedad. ¿Cuantos avisos más hacen falta para darnos cuenta de que a ritmo constante estamos autoextinguiendo nuestra especie también?
Hoy he visto un vídeo que ha llamado mucho mi atención. Es un debate entre Alfonso Rojo (director de periodista digital.) y el profesor Pablo Iglesias que ha tenido lugar en La Sexta, no tiene pérdida:
Escuchar las palabras del señor Rojo no solo me ha producido un profundo cabreo, sino que me ha llamado la atención la forma de banalizar la Universidad pública así como del profundo desconocimiento que tienen algunos sobre la cruda realidad de muchos estudiantes a la hora de pagar sus matrículas en los tiempos que corren. "La universidad vale cuatro cañas" ¡Toma ya! a sabiendas que alude al precio que este ignorante cree saber que cuesta la educación superior en España su forma de hablar denota una profunda falta de respeto tanto al sistema universitario público como a la comunidad que lo compone.
Este señor pertenece una manada que día a día se ha empeñado en destripar la educación pública a base de insultos y topicazos deslegitimadores como el "erasmus es para foll**" o afirmaciones como "sobran universitarios" o "¿por qué voy a pagar yo que un chaval se esté tocando los **** yendo a la universidad?". Es curioso cuando un personaje como él, natural de Ponferrada, se ha formado en la Universidad pública años atrás. Como también es curioso que el ministro Wert haya estudiado su carrera en una Universidad a la que ahora se quiere cargar, como es la Complutense...
Señoras y señores, si continúan existiendo elementos de tal calibre, vayan despidiéndose de lo que se daba, estudiar en la Universidad pública será un cuento de hadas que contar a nuestros nietos nacidos en Alemania del que seguramente no se creerán ni la mitad.
Hace poco más de dos meses el famoso cocinero británico Jamie Oliver ganaba un juicio contra la multinacional americana McDondalds al demostrar que ciertos elementos con los que se elaboraba la receta de las hamburguesas más famosas del mundo era terriblemente perjudicial para la salud. En este caso fue el amonio utilizado para limpiar los restos de la carne de vacuno ( y convertirla en "baba rosa" o "pink slime") el que a partir de la sentencia la famosa cadena de comida rápida deberá eliminar de su proceso de elaboración.
Evidentemente, esto no supone un logro definitivo. La industria alimentaria es una poderosa maquinaria cuya repercusión y alcance son incalculables así como los secretos que encierra en sus dudosas maneras de producir. La alimentación responde a beneficios económicos y siendo un mercado con una demanda permanente su control por parte de las grandes empresas es total. Podríamos asegurar que gran parte de los males de este mundo parten de una granja, desde la salud hasta la subida de los tipos de interés. El oro sigue saliendo de la tierra y no de la mina como se suele pensar.
Más adelante dedicaré un post sobre las multinacionales alimentarias, entre las que destacan empresas como MontSanto, McDonalds o Coca Cola como un eje empresarial que abarca hasta lo inimaginable. Por el momento me gustaría reflexionar sobre lo inmediato, lo que consumimos día a día. ¿sabemos lo que comemos? ¿podemos observar sus consecuencias? ¿Es evitable? ¿Es necesario crear formas alternativas de consumo? ¿En qué medida somos responsables?...
Si cerramos los ojos y nos dicen las palabras como "desarrollo" "tecnología" o "futuro" seguramente que a muchos les venga a la mente la palabra Japón. El país nipón es el resultado de una historia de sacrificio, guerras y una cultura milenaria singular. Su historia reciente pasa desde el imperialismo a la sociedad de consumo altamente desarrollada tecnológicamente, el auténtico "milagro japonés".
Sin embargo, el rápido progreso en la Tierra del sol naciente está llevando consigo una serie de alteraciones sociales que, cuanto menos, preocupan a muchos expertos y nos aterrorizan a otros. Hablo del Sekkusu shinai shokogun o también denominado "Síndrome del Celibato" o "movimiento de los herbíboros".
Se llaman (e incluso se autodenominan) herbívoros aquellos hombres y mujeres japoneses que reniegan del sexo. Aluden diferentes razones: ser un inconveniente para el desarrollo profesional, una pérdida de tiempo, asco o ignorancia. Es preferible para los herbívoros tener ciberrelaciones o comprar muñecas costosísimas cual Tamagotchi gigante. ¡Increíble! Pero lo más sorprendente de todos es la apatía con la que cuentan este sentimiento... no se sabe si es como una castración mental o puro miedo a satisfacer sus necesidades más primarias. Se dice que 1 de cada 2 nipones reniegan de tener sexo. Para el 2050 Japón puede haberse reducido dos tercios de continuar con estas tasas de natalidad...
¿Un avance de una sociedad más avanzada o una anomalía? Espero que la efervescencia de nuestra sangre latina sirva de antídoto ante los posibles vaivenes de la modernidad.
Os dejo un documental buenísimo de TVE sobre este tema, así como un artículo reciente publicado en la BBC.
Un estudio de la National Geographic ha elaborado un mapa en el que se pronostica cómo podría ser el mundo dentro de 5.000 años debido a la subida del nivel del mar. Las imágenes son muy impactantes:
Quedan tan lejos esos cinco mil años que uno no tendría por qué preocuparse, sin embargo, a otros nos asusta el hecho de que nuestras generaciones venideras no puedan disfrutar del legado de ciudades como Amsterdam, Lisboa, Río de Janeiro o Cádiz... Solo de pensarlo pueden dar escalofríos. Tal vez no podemos hacer nada o tal vez sí ¿En qué medida es responsable el ser humano en este devenir de la tierra?
Todos sabemos que el calentamiento global es un efecto que responde a los ciclos propios de la madre tierra; al igual que las hojas caen en Otoño, nieva en Invierno y las flores emergen en Primavera, el propio globo tiene sus estaciones (veáse las glaciaciones.), y según algunos expertos el famoso "efecto invernadero" es un destino ajeno a la acción del hombre y sus detractores, los que defienden que nuestros actos están teniendo consecuencias en el medio ambiente son tachados de especuladores.
Digan lo que digan, nos estamos cargando el planeta y no hay que irse hasta dentro de 5000 años para asustarse; hoy palpamos el desmantelamiento de la madre natura y sus consecuencias directas: cánceres de piel, problemas respiratorios, lluvia ácida, malformaciones etc. además de las miles de especies condenadas (antes que nosotros) a su aniquilación irresponsable. En el caso de los elefantes provenientes del cuerno de África en busca de un manantial de agua que cada vez está más lejos por la deforestación puede ser un "flashforward" de nuestro porvernir el día de mañana...
